Seguro algunas cosas cambiaron en tu vida, quizá mejoraron, quizá las sientas detenidas. Hoy quiero compartirte un regalo que me ha funcionado de maravilla. A veces cuando no hay mucho que hacer nos queda mucho que ser. Sí, que cambio elegimos ser, qué energía, qué conciencia, qué punto de vista elegimos que construyan nuestra vida.
De hecho si nos guiamos solo por los pensamientos o lo que dice nuestra mente, estaremos trabajando con muy poca de nuestra capacidad. Lo creas o no la mente te miente, nos sucede todo el tiempo y no te imaginas la cantidad de personas que sienten angustia, ansiedad, dolor o tristeza por cosas que no están sucediendo y sin embargo su mente lo hace parecer muy real.
Nuestra naturaleza es la calma, el bienestar, la creatividad y sin embargo nos enseñaron a funcionar desde elementos basados en el temor que en lugar de conectarnos con nuestra parte sabia, intuitiva y pacífica nos llevan a la comparación, a la separación y a la desconexión de uno mismo y del todo. Nos mostraron lo que era “bueno” o “malo” pensar, sentir o desear y así como diría Miguel Ruíz, autor de Los Cuatro Acuerdos, nos fuimos domesticando.
Deliberadamente fuimos matando nuestra conexión con el ser y el saber. Funcionamos tanto desde el hacer que cuando no hay mucho que podamos solucionar desde el hacer nos sentimos perdidos. Quiero enseñarte a ver posibilidades donde todo parece sólido y perdido. Lo primero será que por favor dejes tu mente a un lado. Es decir, lo que te pido es que no le creas, que no te identifiques con pensamientos de carencia, escasez, miedo o culpa.
Así que te regalo este ejercicio: cuando tengas una situación que parece no poder cambiar, que se sienta pesada o poco fácil, deja de escuchar la mente, quizá la respuesta no venga de tu parte intelectual. Haz algunas respiraciones y conecta con tu parte sabia, lleva la atención a tu cuerpo, se consiente de tú aquí y tú ahora.
Una vez que lo hagas pregunta ¿Qué posibilidades hay en esto que no estoy percibiendo?, ¿Qué hay de bueno en esto que no estoy recibiendo? y ¿Qué hay de maravilloso en esto que no estoy viviendo? Empieza a sentir cómo las moléculas de lo que estaba trabado empiezan a tener movimiento y siente cómo en ese espacio que se abrió te vas conectando con más posibilidades y con un nuevo nivel de armonía.
Sigue haciendo preguntas como ¿Cómo puede mejorar esta situación? Cada pregunta que haces abre espacio a posibilidades que desde la mente no podrás percibir, pero desde la conciencia sí. Sé que parece broma y más si no crees mucho en la energía, pero te invito a hacer el ejercicio durante tres días seguidos y a hacer estas preguntas varias veces al día…
Esto funciona más allá de tus creencias, solo permítelo.