Julio, al ser el comienzo del segundo semestre del año, se convierte en un mes en el que muchos aceleran sus esfuerzos por bajar de peso para así poder cumplir sus propósitos de año nuevo o para lograr el “summer body”.
Hoy en día, sabemos que la ciencia demuestra que los resultados forzados, como los de una dieta restringida, suelen ser difíciles de mantener y tienden a llevarnos al famoso “rebote”.
Curiosamente, uno de los factores que más pasa desapercibido y que sabotea nuestro esfuerzo para lograr hábitos más saludables, es uno de los más importantes: el estigma relacionado con el peso.
El estigma – es la devaluación social de la persona basada en una característica, se presenta de muchas formas, sin embargo, el área en el que más nos perjudica es emocionalmente. Ahora bien, el auto-estigma, es la forma de estigma que se asocia más con la disminución de nuestra autoestima y da indicio a una depresión; daña directamente nuestra salud mental.
El auto-estigma inicia cuando la persona que está siendo juzgada está de acuerdo con lo que se dice de él/ella, en lugar de ignorar o rechazar la devaluación de los demás. Un ejemplo de esto, son las ideas culturales generalizadas en la sociedad que compraran un elevado peso corporal con fallas morales como la pereza, falta de amor propio, indicador de inseguridades, etc.
Por supuesto que algunas personas simplemente ignoran esas ideas e independientemente deciden cómo valorarse a sí mismas. Pero otros son más susceptibles a internalizar ese estigma y se aplican un juicio negativo a sí mismos.
Un factor clave que también influye negativamente, es la comparación con los demás, la cual se facilita con las redes sociales al estar expuestos 24/7 a la vida de los demás (y olvidarnos que muchas de las fotos que vemos no son reales – son editadas; pero bueno, ese ya será tema de otro artículo).
Lamentablemente, una observación importante sobre el auto-estigma relacionado con el peso, es que las personas de todos los índices corporales pueden verse afectadas por él. No solo lo enfrentan aquellos que técnicamente tienen sobrepeso.
Los que están dentro de su rango de peso, también pueden adoptar la idea de que deben definirse a sí mismos como fracasados cuando aumentan un par de kilos. Nuevos estudios científicos están mostrando por qué el tema emocional es importante para el éxito de nuestro esfuerzo de pérdida de peso.
Las creencias derivadas de los estigmas, junto con el estrés provocado en nuestro cuerpo por la baja ingesta de calorías, generan un estrés psicológico adicional que desemboca en cambios hormonales como en la producción de cortisol, el cual inhiben la pérdida de peso y frena nuestra capacidad de controlar el apetito. Igualmente, promueve un sentido de “por qué molestarse” y querer tirar la toalla ante nuestros esfuerzos de querer conseguir mejores hábitos.
Es común ver a que las personas al dejarse de presionar, obsesionar con la pérdida de peso y de creerse todo lo que se dice de ellas, es cuando más fácilmente empieza su pérdida de peso (esto debido a la reducción de estrés/ cortisol).
Por lo tanto, si estás luchando por perder peso, un poco de amor propio puede ser de gran ayuda. Concéntrate en sentirte saludable. Felicítate por el esfuerzo de querer tener un mayor bienestar y no solo por el número que marca la báscula.
No olvides que las ni opiniones de los demás o las creencias culturales te definen.