Una de las debilidades que tiene la pirámide nutricional actual, recomendada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, es que propone el consumo del 60 % de las calorías asociadas a la dieta, por parte de carbohidratos complejos.
Sugieren consumir tanto como 6 a 11 raciones al día de pan, cereal, arroz y pasta. El Dr. Walter Willet (Director del departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard), hace un análisis muy interesante sobre éste punto, en el cual señala lo siguiente:
De la misma manera que las grasas, resulta demasiado simple clasificar a todos los carbohidratos complejos como buenos, se requiere realizar una investigación más profunda en la cual se establezca el efecto que los diferentes tipos de carbohidratos tienen sobre el organismo.
La mayoría de las dietas recomiendan limitar los carbohidratos “simples” (azúcares) y comer en abundancia carbohidratos “complejos” (almidones); de ésta manera, el pan blanco, la papa, la pasta y el arroz se adaptan perfecto a esa descripción y son una de las principales fuentes de carbohidratos en la dieta americana (y por desgracia también en la mexicana).
Mientras que los términos “simple” y “complejo” tienen un significado químico específico, no significan mucho dentro de tu cuerpo. De hecho, tu sistema digestivo convierte éstos alimentos de alto índice glucémico en azúcar para el torrente sanguíneo, tan rápido como lo haría con un cocktail de glucosa pura. (La razón de que esto ocurra es que contamos con las enzimas capaces de digerir el almidón, descomponiéndolo en las moléculas de glucosa que lo conforman).
Altos niveles de glucosa en sangre a su vez liberan grandes cantidades de insulina.
La insulina favorece la entrada de la glucosa en los músculos, y el resto lo almacena en el adipocito (células que guardan la grasa), reduciéndose así los niveles de azúcar en sangre y enviándose las bien conocidas señales de “hambre”.
Para hacer las cosas aún peores, se ha demostrado que los niveles altos de glucosa, y por tanto de insulina en sangre están implicados en el padecimiento de enfermedades del corazón, diabetes, cáncer, artritis, etc.
Los carbohidratos más recomendables después de verdura y fruta, deben provenir de granos enteros, sin refinar o de leguminosas.
El Dr. Walter Willet es una de las autoridades en Nutrición más reconocidas en el mundo, la presión que está ejerciendo ha llevado éste tema a niveles de discusión en el Congreso de Estados Unidos.
Al fin y al cabo la obesidad les cuesta muchos millones de dólares y deberían ponerle solución. Sin embargo, si es el Departamento de Agricultura de Estados Unidos el que está involucrado, no va a ser fácil que los fabricantes de granos renuncien a la posición que han logrado sus productos en el mercado.
Lo importante de estar bien informados, será reflexionar de qué manera pueden mejorar los nuevos conocimientos sobre alimentación nuestra dieta. Recuerden que es más fácil no cambiar, pero las consecuencias pueden ser muy graves.