Uno de los neurotransmisores que nos ayudaran a alcanzar niveles óptimos de salud, física, mental y emocional y que será una pieza clave para lograrlo es precisamente la serotonina.
La serotonina es la hormona responsable de la “moralidad”, es decir, las diferencias en cuanto a sus concentraciones pueden aportarnos una percepción de lo que llamamos “comportamiento civilizado”. Es uno de los neurotransmisores más importantes en el cerebro. Sus niveles influyen en los estados de depresión, acciones violentas, comportamiento irritable, impulsivo o estados de ansiedad por la comida.
Como todas las hormonas parácrinas, recorre muy cortas distancias desde una célula nerviosa a otra. Interactúa con sus receptores para transmitir sus señales, y luego, es recuperada por el nervio original que la secretó, para que esté preparada para cumplir su siguiente función. Cuando éste sistema funciona bien, el cerebro (incluido el hipotálamo) funciona con suavidad. El hipotálamo es el centro de integración de la información sensorial recibida. Esa información es transmitida por diversos nervios, y en la realidad, por los transmisores que se mueven de un nervio al otro.
La información más reciente sobre la serotonina procede del desarrollo de medicamentos capaces de aumentar sus niveles en la unión sináptica, previniendo su absorción por los nervios que la secretaron; el medicamento más conocido es el Prozac.
Desde el momento en que éste ha sido utilizado tan ampliamente, es muy probable que los cambios en nuestra alimentación hayan alterado radicalmente los niveles naturales de serotonina.
La serotonina es también el precursor de la melatonina. Ambas se hallan bajo el control de la dieta, puesto que proceden del aminoácido triptófano.
La importancia de la serotonina radica en su capacidad para actuar como un organizador general, especialmente por lo que se refiere al sistema límbico del cerebro, que controla muchos de los comportamientos llamados primitivos. Los estados de depresión se ven determinados también por niveles bajos de serotonina.
Ya conocida su importancia, ¿Cuál es la forma más natural de aumentar los niveles de serotonina, sin necesidad de usar medicamentos?
Como siempre, la respuesta es llevar una buena alimentación, que en particular incluya leche y pavo (alimentos ricos en triptófano), además de mantener el balance hormonal del eje insulina-glucagón, ya que los niveles altos de insulina conducen a la producción de los eicosanoides que influyen en el balance de la serotonina y melatonina en el organismo.
Es decir, para mantener los niveles de insulina bajo control, debemos elegir como carbohidratos, en su mayoría, vegetales y frutas; pan y tortilla con moderación. Optar por proteínas de tipo animal, bajas en grasa como pescado y pollo, y carne roja con moderación. Y utilizar grasas mono-insaturadas, como aceite de oliva, aguacate, almendras, aceitunas, etc.
Los invito a empezar este año con una gran conciencia, de nosotros depende en gran parte, nuestra salud.