La importancia de la nutrición y estilo de vida frente al COVID-19
Por: María G. Domenzain
Siento que hemos estado viviendo más una epidemia de miedo y de información que de un virus. Y como todos los episodios estresantes, era de esperar que tenga consecuencias en nuestra salud.
Al enfrentarnos a una situación que no podemos controlar, en la que sentimos que perdemos libertad de movimiento y las actividades que solíamos disfrutar, aunado a la preocupación por nuestros seres queridos y por el futuro; es normal sentir miedo, ansiedad, obsesión o tristeza.
La razón fisiológica por la que estos pensamientos y emociones nos llevan a sentirnos cada vez peor hasta el grado de enfermar, es porque liberamos grandes cantidades de cortisol, adrenalina y otras catecolaminas, que deprimen no solo nuestro estado de ánimo, sino también al sistema inmunológico. Así mismo, el miedo y las emociones negativas, alteran la función digestiva, específicamente al conjunto de bacterias que conocemos como “microbiota intestinal”. Ya que en el intestino se produce la mayoría de la serotonina, los niveles de ésta y de dopamina se reducen, y no olvidemos que estas hormonas nos producen satisfacción y bienestar. De la misma manera, el intestino juega un papel fundamental en el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Si se fijan, todo está conectado.
Sin embargo, siempre tenemos la posibilidad de elegir como queremos enfrentar lo que nos toca vivir. Podemos enfermarnos simplemente por el hecho de temer y de pensar que podemos enfermarnos; o bien, podemos dejar de darle el poder al miedo y de manera efectiva subir nuestras defensas y cambiar nuestro estado de ánimo. ¿Entonces qué podemos hacer como una defensa real de nuestro cuerpo para evitar enfermarnos física, mental o emocionalmente? Lo primero es volvernos muy selectivos para recibir información, dejar de leer y escuchar noticias cuyo objetivo es generar temor, y preferir los mensajes con buena información que realmente nutren el alma.
Recomiendo alimentarnos bien, con proteínas de origen animal (las que más influyen en nuestro sistema inmunológico y nos mantienen fuertes), con vegetales y frutas (los cuales contienen fitonutrientes que aumentan nuestras defensas), y con grasas monoinsaturadas (las cuales alimentan a nuestro cerebro y son la base de la producción de hormonas en nuestro cuerpo).
Es muy importante seguir haciendo ejercicio, además de ayudarnos con la eliminación de toxinas, libera al factor neurotrófico del cerebro el cual favorece la función mental así como endorfinas que favorecen la sensación de bienestar. Ya que la mayoría de complicaciones debidas al efecto del virus tienen que ver con la inflamación de nuestras células, es importante suplementarnos con Omega 3 y antioxidantes que permitan mantener óptimos niveles de dicha inflamación, así como la resolución de la misma.
Por último, recomiendo practicar la meditación o cualquier tipo de técnica que nos ayude a estar en paz, a entender que más allá de lo que pase afuera, adentro estamos bien y no permitir que algo nos altere. Confío en que cada uno pueda encontrar esta experiencia como una gran oportunidad de estar más sanos y de ser mejores personas.