¿Por qué es tan difícil comenzar a hacer ejercicio?
Por Alejandro Juan-Marcos Barocio
Sabemos que el ejercicio nos hará sentir mejor, tanto física como mentalmente, y sin embargo, lo postergamos por cosas tan simples como ver otro capítulo de nuestra serie favorita.
No cabe duda que el ejercicio constante conduce a una vida mejor. Reduce los síntomas de depresión y ansiedad, mejora la energía, incrementa la esperanza de vida y retrasa la aparición de al menos 40 enfermedades crónicas. Pero si es tan beneficioso, ¿Por qué nos resistimos tanto a iniciar?
La palabra clave es hábito. Cuando las personas no hacen ejercicio durante años, desarrollan el hábito de realizar poca actividad física, con el tiempo, esto es algo normal para ellos. Conozco a personas que no recuerdan la última vez que hicieron ejercicio, ya sea salir a caminar y mu- cho menos ir al in gimnasio, por lo tanto se acostumbran a no moverse mucho.
Cuando nos desviamos de cualquier hábito (sea bueno o malo) sentimos extraño; imagínate si por default el ejercicio llega a ser demandante para todos te aseguro que hasta Bárbara de Regil deja de sonreír de vez en cuando al hacerlo, lo llega a ser más cuando no tienes condición física, por lo que estás cambiando tu hábito de sedentarismo por uno nuevo que te genera malestar.
Se siente bien volver a caer en su rutina inmóvil, ya que ese es el hábito predominante. Cambiar un hábito lleva tiempo, también requiere superar la “curva” de la incomodidad para que puedas llegar al punto de sentirte cómodo con tu nueva mejor versión.
La mayoría de la gente te dirá con entusiasmo que, en general, se necesitan tres semanas para formar una nueva rutina lo cual es un mito popular. La evidencia sugiere que se necesita mucho más tiempo que 21 días para formar hábitos. Según algunas investigaciones, se requiere un mínimo de seis semanas (cuatro veces por semana) para establecerlo.
Si bien, toda esta información no es algo que no hayamos escuchado antes, ¿Por qué fracasamos una y otra vez? La respuesta es simple: porque nos preparamos para el fracaso al fijarnos expectativas demasiado altas.
Muchas personas (incluyéndome) expresamos un compromiso enorme al volver a hacer ejercicio, descargamos rutinas, preparamos todo para iniciar, y lo peor es que no solo empezamos ese hábito, sino que al mismo tiempo queremos hacer dieta Keto, despertarnos más temprano, comenzar a leer, dejar de ver series toda la noche, etc. Lo cual viene siendo una receta perfecta para el fracaso ya que al crear estas altas expectativas y cambios en nuestro día
hará que tiremos la toalla al poco tiempo.
Al comienzo del nuevo hábito, debes establecer tus metas lo suficientemente bajas como para minimizar la carga de ejercicio. Hazlo lo más fácil y agradable posible, una vez que formes el hábito, puedes hacer cosas más desafiantes.
Una excelente forma de iniciar para quienes nunca se han ejercitado es con un trote/caminata ligera alrededor de la cuadra, tres o cuatro veces por semana. Hazlo durante seis semanas y cuando comiences a sentirte normal, esfuérzate más.
Si te siente ridículo por recorrer una distancia tan corta en un inicio, recuerda que es parte del proceso. Amigos míos cuando empezaban a ir al gimnasio iban en horarios que no había socios, ya que les daba pena que los demás vieran que cargaban poco peso, así que preferían pasar por desapercibidos hasta que se sintieran seguros de entrenar en público, el cual es un miedo que no debes de tener, te aseguro que nadie pone atención a lo que estás haciendo y por el contrario, te aplaudirán tu determinación por comenzar un nuevo estilo de vida.
En resumen, lo recomendado es hacer que el hábito nuevo sea más fácil; es igual que empujar un carro en neutral, comenzará lento, pero una vez que gane impulso, se moverá mucho más rápido.