¿Por qué es tan importante la alimentación en la niñez?
Por: Q. María G. Domenzain
Si en todas las etapas es importantísimo controlar la alimentación, imagínense en los niños, que están en crecimiento. Y claro que uno de los principales objetivos es que tengan todo lo que requieren para lograr su desarrollo de la manera más eficiente posible, pero, además porque en las etapas tempranas se sientan las bases de muchos sistemas en el organismo como su función digestiva, hormonal, neurológica, circulatoria, hepática, etc.
Es decir, en la medida en que estén bien alimentados, su calidad de vida será mucho mejor.
Y claro que no siempre es fácil porque todos los vegetales y las frutas que aceptan de maravilla durante la ablactación, son más difíciles de introducir cuando depende de su elección. Sin embargo pienso que ese es el reto que nos toca a los papás, educarlos con buenos principios en nutrición, a pesar de su rechazo a ciertos alimentos y a pesar de nuestra cultura.
Los niños finalmente aprenden en base a la observación y tienden a imitar lo que hacen los padres y en su momento, los hermanos mayores. Así que si en una familia se acostumbran los vegetales, tarde o temprano terminarán probándolos y aceptándolos. A veces las mamás nos desanimamos si les hicimos algo muy rico de comer y no les gustó, y por lo general no volvemos a hacerlo por mucho tiempo, o tal vez nunca más. Pero es importante tomar en cuenta que es necesario probar un alimento por lo menos 18 veces, todavía no para que les guste, apenas para que su cerebro registre ese sabor, que un día podrá disfrutar. Así que conviene seguir ofreciendo el mismo alimento muchas veces.
También es importante evitar que la hora de la comida se convierta en un campo de batalla, por lo que se hacen acuerdos con ellos en los que, por ejemplo, la sopa no es negociable, pero las verduras al lado de su proteína si pueden cambiarse. Tal vez pueden tener siempre las que ellos aceptan bien (pepino, zanahoria, etc.) y poner en la mesa las nuevas que solo deben probar. Generalmente de este modo van ampliando la variedad de sus alimentos y cada vez se nutren mejor.
Les recomiendo eliminar de su menú algunos alimentos que son muy frecuentes en la alimentación de nuestros niños como por ejemplo los cereales, el chocolate en polvo, los empanizados, el agua fresca azucarada, la papa, el arroz y la pasta. Son alimentos que sin duda les quitarán el hambre y no los estarán nutriendo. Además, los que tengan genes de obesidad o de enfermedad, estarán mucho más vulnerables a expresarlos si se alimentan de esa manera.
Entonces mi propuesta es elegir desayunos que incluyan al huevo entero (los niños necesitan al Acido Araquidónico para su crecimiento), acompañado por algún pan o frijolitos y fruta.
En las colaciones de media mañana y media tarde se puede optar por pepino, jícama, zanahoria o alguna fruta con limón y Tajín, alguna proteína como pechuga de pavo o queso panela y grasas mono insaturadas como almendras, nueces, pistaches, etc.
En la comida les podemos ofrecer sopa de verdura o de frijol o lentejas; pescado, pollo ó carne en cualquier tipo de guisado acompañados por más vegetales y alguna fruta de postre. Y la grasa se puede añadir en forma de aceite de oliva. Para la cena una tostada o sándwich de pollo con aguacate, alguna ensalada de atún, o parecido al desayuno con claras de huevo y alguna fruta de postre.
En las salidas siempre será más difícil controlar su alimentación, pero si por lo menos, todo lo que consuman en la casa es saludable, se reducirá considerablemente el riesgo de enfermar y de desarrollar obesidad.
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