Este mes de abril, tenemos el honor de presentar a Alejandra Larrínaga, la talentosa chocolatera detrás de ALAIA CHOCOLATIER, una chocolatería de alta calidad que no solo se distingue por su impresionante presentación, sino también por la pasión, el amor y el compromiso que ha invertido en su negocio. En esta edición, Alejandra nos comparte su trayectoria y la visión detrás de sus exquisitas creaciones.
ALAIA nació de una búsqueda constante por la mejora personal y una necesidad de plenitud. Alejandra siempre había tenido una fascinación por el chocolate, pero sentía que lo que encontraba en el mercado no cumplía con sus expectativas de calidad y sabor. Anhelaba un chocolate real, puro, sin artificios. Comenzó a experimentar en su cocina, creando inicialmente para su familia y amigos. Lo que empezó como un pasatiempo se transformó en una obsesión creativa: cada receta le abría un mundo nuevo de posibilidades, y su deseo de perfección la impulsó a seguir aprendiendo. Lo que comenzó con tres sabores, pronto evolucionó en un laboratorio de innovación donde cada lote era mejor que el anterior.
Descubrió su pasión mientras estaba en casa con su bebé de cuatro meses, durante noches de lactancia y desvelo. Entre pensamientos y preguntas existenciales, se dio cuenta de que, además de ser madre, necesitaba algo que la hiciera sentir plena. Se preguntó qué la apasionaba lo sufi ciente como para dedicarle su energía y la respuesta fue clara: el chocolate.
El primer gran paso fue regalar sus creaciones. La respuesta fue tan positiva por parte de quienes las probaron que pronto surgió la inevitable pregunta: “¿Me puedes vender más?”. Así, sin un plan premeditado, nació ALAIA.
Comparte que emprender este negocio fue un acto de amor por el chocolate real y por el proceso de crearlo. Le divertía, la desafi aba, y cada día sentía un mayor respeto por los ingredientes, por la precisión que exige la chocolatería y por las personas que confi aban en su trabajo. ALAIA se construyó con el compromiso de ofrecer siempre lo mejor y con gratitud hacia quienes valoran lo auténtico.
Durante años, trabajó desde casa. Al principio, lo hacía en el antecomedor, pero luego adaptó una habitación exclusivamente para su producción. Era un proceso solitario, pero apasionante. Con el tiempo, la demanda creció y necesitó evolucionar: cambió de espacio, formó un equipo y cada paso contribuyó a consolidar la identidad de la marca.
Uno de los mayores retos en su proceso de crecimiento fue superar la timidez de vender. Aprendió que el chocolate real no necesita grandes discursos, sino que habla por sí mismo. Otro obstáculo fue el clima: ya que muchas personas piensan que el chocolate no es adecuado para el verano, pero con el almacenamiento y transporte adecuados, se puede disfrutar en cualquier temporada.
El mayor desafío a vencer fue la percepción de que el chocolate es solo un dulce más. Ella quería que la gente conociera la diferencia entre un chocolate real y un dulce con sabor a chocolate, aunque este se etiquete como tal y no lo sea.
Para Alejandra no es negociable trabajar únicamente con ingredientes que cumplan con los más altos estándares de calidad, es también prestar atención a los detalles y utilizar empaques que reflejen esa calidad.
Esto comienza desde la selección de cada ingrediente: buscan lo mejor, lo más puro, lo que garantice un producto excepcional, sin concesiones. No se trata solo de sabor, sino de un profundo respeto por la materia prima y por quienes confían en la marca. Se aseguran de que cada pieza respete su origen y llegue al cliente en su máxima expresión.
Cada pieza que crea nace de diversos impulsos: la curiosidad, la experimentación, un error convertido en hallazgo, el deseo de innovar o, simplemente, un antojo irresistible. Muchas veces, también es el resultado de escuchar a sus clientes y descubrir qué sabores los emocionan, qué desean repetir o qué nuevos sabores quieren experimentar.
Lo que más le apasiona de la chocolatería es la conexión que crea. Cada pieza de chocolate que elabora es el resultado del esfuerzo de muchas manos: desde aquellos que cultivan el cacao, las nueces u otros ingredientes con dedicación, hasta quienes confían para regalar o disfrutar un momento especial. Le motiva saber que detrás de cada ingrediente hay una historia, un trabajo minucioso que merece ser respetado y transformado con la misma pasión con la que fue cultivado. No busca sorprender con combinaciones extravagantes, sino con sabores que conquisten el paladar una y otra vez.
Para ella, cada pieza es un lienzo en blanco. Cada pieza de chocolate real representa una oportunidad de experimentar, perfeccionar técnicas y jugar con texturas y sabores. Está convencida de que los laguneros merecen productos de la misma calidad que los de grandes ciudades de países destacados, y que también somos capaces de crearlos.
Por lo pronto su principal objetivo es consolidar un equipo apasionado y comprometido con la calidad, así como en optimizar su estructura. A largo plazo, le encantaría ver a ALAIA en diversas ciudades de México, llevando el chocolate a más personas que sepan apreciar la diferencia. Mientras continúa creciendo, se asegura de que cada producto mantenga su excelencia impecable.
Uno de los mayores desafíos ha sido educar al consumidor sobre lo que realmente es el chocolate real. En un mundo donde lo industrializado predomina, muchas personas no conocen la diferencia entre un chocolate auténtico y un dulce con sabor a chocolate, que en realidad es un sucedáneo cargado de grasas y azúcares refinados. Lamentablemente, más del 90% de los productos con sabor a chocolate se presentan como “chocolate” en sus etiquetas. Sin embargo, cada vez más personas están aprendiendo a reconocer la diferencia y a valorar la calidad del chocolate real.
Realización y Styling: Ari Jurado Contenido Digital: Brenda Hernández Fotografía: Laura Luna Diseño: Andrea Armendáriz Diseño Digital y Backstage: Gabriela Olivares Ropa: Cimaco Peinado y Maquillaje: Facetas Locación: Home & Kitchen
Encontrando tu pasión
“Pregúntate: ¿qué te haría sentir que, si hoy fuera tu último día, viviste haciendo lo que amabas? Muchas veces, la respuesta está en nuestra infancia, en lo que nos hacía felices sin razón alguna. Y estudia. La creatividad no surge de la nada: es el resulta do de una mente bien alimentada. Entre más conocimientos acumules, más herramientas tendrás para crear algo extraordinario”.
Alejandra invita a la gente a probar el chocolate real y darse la oportunidad de disfrutar productos que apuestan por altos estándares de calidad ya que es algo que considera fundamental.
Las personas que la acompañan en el equipo de ALAIA son de suma importancia, y está profundamente agradecida por ver cómo la apoyan en este camino, asumiendo sus roles con delicadeza y excelencia.
También desea agradecer a Iñigo, su esposo, quien la anima y la impulsa en este proyecto; a sus padres y hermanas, por estar siempre ahí y apoyarla incondicionalmente; y a sus hijos, por el tiempo compartido con ALAIA.
Es muy importante para ella dar las gracias a todas esas personas tan especiales que ALAIA le ha permitido conocer y tratar, quienes le han dejado valiosas enseñanzas. Gracias a ellos, ALAIA ha podido formarse y crecer. Está profundamente agradecida con todos aquellos que la han acompañado en este camino de crecimiento.