¿Crees que la forma en que cuentas tus experiencias afecta la manera en la que te percibes a ti mismo? ¡La realidad es que si!
Las palabras que utilizamos para expresar la forma en la que nos sentimos o actuamos tienen un fuerte impacto en cómo nos percibimos a nosotros mismos. Que este impacto sea positivo o negativo dependerá, en mayor medida, en si su expresión es automática o consciente.
Por mencionar un ejemplo:
“Soy desorganizado” vs “Me hace falta darme tiempo de organizar mis pendientes”
En la primera frase hay de por medio una etiqueta que parece
muy difícil de cambiar, mientras que en la segunda estamos describiendo lo que
sucede y dejando espacio para una solución, separando la problemática de
nuestra forma de ser.
Dejar de utilizar estas expresiones negativas requiere de
práctica, en algunos casos de acompañamiento, ¡y sobre todo de introspección!
Te invito a hacer este ejercicio de reflexión identificando alguna etiqueta que podría estar afectándote de forma negativa y practicar transformarla en un nuevo significado que te ofrezca un cambio positivo.