¿Es posible alimentarse bien al salir a restaurantes?
Por. Q. María G. Domenzain
Me parece que existe la creencia de que es imposible cuidar tu alimentación cuando sales a restaurantes, tal vez porque el concepto de “dieta” que teníamos antes, era casi imposible de seguir fuera de tu casa. Pero afortunadamente eso ya cambió, y pienso que una vez que decides cuidarte tomando conciencia de las implicaciones que aquello tendrá en tu salud y en tu peso, es posible reconciliarte con tus salidas, sin necesidad de caer en el desastre siempre que lo hagas.
Me gustaría darles algunos ejemplos, con los que les va a quedar muy claro este tema. Prácticamente en cualquier restaurant podemos encontrar alguna proteína de buena calidad, por ejemplo, un buen filete, o algún trozo de salmón o de otro tipo de pescado, camarones o pollo. Les recomiendo que eviten los empanizados, ya que si se deteriora considerablemente la calidad nutricional del alimento en cuestión.
Es muy frecuente que vengan acompañados de arroz, papa o pasta; sin embargo, podemos pedir que nos traigan mejor vegetales y ensalada. Para ésta, conviene pedir que la preparen con aceite de oliva.
Así mismo, podemos elegir una copa de vino de mesa (tinto, blanco o rosado), o bien, un vaso de whisky o de vodka (con agua mineral). Si se fijan, solo estaríamos evitando comer el pan con mantequilla o los totopos que te ofrecen al principio, por lo demás, no le daríamos lástima a alguien comiendo así, ¿no creen?
Si el lugar que eligen es de taquitos, mi recomendación sería optar por tortilla de maíz en vez de harina, y pedirlos de alguna buena proteína como por ejemplo, filete, vampiro, top sirloin, lomo de cerdo, etc. Si los pidieran de rajas, no hay ahí alguna proteína que compense la tortilla; podemos pedir las rajas y ponérselas a los tacos de carne, sin problema.
En resumen, cuánto mejor sabemos alimentarnos podemos disfrutar mucho más de la gastronomía, ya que apreciamos realmente el sabor y la textura de cada proteína, el sabor y la frescura de todos los vegetales y las frutas, la riqueza de las grasas que agudizan el sabor de los alimentos, los sabores y los aromas de las especies que hacen que cada platillo sea único.
Cuando realmente sabemos comer, nos volvemos más exigentes, más selectivos…no nos conformamos con un alimento de mala calidad. De hecho, cuanta más consciencia tenemos de alimentarnos bien, podemos disfrutar a plenitud de una buena comida, agradeciendo que nos da un placer inmenso, y que además está favoreciendo nuestra salud.